Cristianismo y Democracia:
lo eterno se filtra a lo temporal
Ann Mc Carthy Zavala
Xavier Zavala Cuadra
Al tratar de comprender lo que el Cristianismo ha dado y sigue dando, a la forma política conocida hoy como "democracia" —esa muy particular forma de ser gobernados y de gobernar— conviene enfocar el conjunto de lo dado y de lo recibido. Tal vez sea el filósofo francés Jacques Maritain quien mejor nos ayuda a enfocar esos dos conjuntos. Lo que sigue es como los enfocó él.
"...lo que importa a la vida política del mundo... es comprobar que la democracia está ligada al cristianismo y que el empuje democrático surgió en la historia humana como una manifestación temporal de la inspiración evangélica."
"El cristianismo anunció a los pueblos el Reino de Dios y la vida del otro mundo; les enseñó la unidad del género humano, la igual naturaleza de todos los hombres, hijos del mismo Dios y redimidos por el mismo Cristo; la dignidad inalienable del trabajo y la dignidad del pobre; la primacía de los valores interiores y de la buena intención, sobre los valores externos; la inviolabilidad de las conciencias; la exigente vigilancia de la justicia y providencia de Dios sobre grandes y pequeños; la obligación, para los que mandan y poseen, de mandar con justicia, como ministros de Dios, y de administrar los bienes que les han sido confiados para el bienestar común, como intendentes de Dios; la sumisión de todos a la ley del trabajo y la vocación de todos a participar de la libertad de los hijos de Dios, de la santidad de la verdad, del poder del espíritu y de la comunión de los santos; la supremacía divina del amor redentor y misericordioso, y la ley del amor fraterno que alcanza a todos, hasta a los que son nuestros enemigos, porque todos los hombres —sin que importe a qué grupo, raza, nación o clase pertenezcan— son miembros de la familia de Dios..."
"¿Cuáles son, pues, los pensamientos y las aspiraciones que el mensaje cristiano despertó poco a poco en las profundidades de la conciencia de los pueblos y que por siglos anduvieron subterráneas antes de manifestarse? Por muy mal comprendidas y distorsionadas que pudiesen haber estado durante esa escondida jornada en la conciencia laica, ¿cuáles fueron esas verdades de origen evangélico que esa misma conciencia conecta e identifica hoy con la idea misma de civilización?"
1. "Si tratamos de considerarlas en sí mismas, separándolas de cualquier contexto erróneo, diríamos que, en virtud del escondido trabajo de la inspiración evangélica, la conciencia laica ha comprendido que la historia humana no va haciendo círculos, sino que tiene una meta y avanza en una cierta dirección."
"El progreso no es ni automático ni necesario, más bien sufre amenazas y atropellos; tampoco es resultado de un adviento de razón pura que invalida toda herencia del pasado; más bien es esa misma herencia que se agranda... El progreso no nos lleva a recuperar hoy o mañana el Paraíso con una revolución, sino que tiende a elevar las estructuras de la conciencia y las estructuras de la vida humana a estados mejores, y esto a lo largo de toda la historia..."
"Lo adquirido... por la conciencia laica —si no vira hacia la barbarie— es la fe en la marcha hacia adelante de la humanidad."
2. "Bajo inspiración evangélica, a menudo mal entendida pero activa, la conciencia laica ha comprendido la dignidad de la persona humana y ha comprendido que la persona, aunque es parte del estado, trasciende al estado por el misterio inviolable de su libertad espiritual y porque está llamada a bienes absolutos. La razón de ser del estado es ayudarla a conquistar tales bienes y una vida verdaderamente humana."
"Lo que la conciencia laica ha ganado —si no vira hacia la barbarie— es fe en los derechos de la persona humana, en tanto persona humana, en tanto persona cívica, en tanto persona empeñada en la vida social y económica, en tanto persona que trabaja, y fe en la justicia como fundamento necesario de la vida común y como propiedad esencial de la ley, que no es ley si es injusta. ...del Evangelio... hemos aprendido a obedecer solamente si es justo hacerlo."
3. "Bajo la inspiración evangélica trabajando en la historia, la conciencia laica ha comprendido la dignidad del pueblo y del hombre de la humanidad común. Pueblo fiel, pequeño pueblo de Dios, pueblo real...; pueblo como comunidad de ciudadanos de un país, unido bajo leyes justas, pueblo como comunidad de trabajo y como reserva y recurso de la humanidad..."
"El pueblo no es Dios, el pueblo no tiene una razón infalible, ni tiene virtudes sin defectos; la voluntad del pueblo... no es la regla de lo justo y de lo injusto... Pero —es a condición de estar en comunión con el pueblo— que todo esfuerzo tiene fruto en la historia temporal, y que los dirigentes, cuya inspiración el pueblo necesita, conservan su fuerza y su legitimidad".
"Ahora sabe el hombre de la humanidad común que su día ha llegado sólo si triunfa de la corrupción totalitaria y no es devorado por ella, y que la idea de una casta, de una clase o de un raza, hereditariamente constituida como señora y dominadora, debe ceder lugar a la idea de una comunidad de hombres libres, iguales en derechos y en trabajo, y a la idea de una élite de espíritu y de trabajo, que procede del pueblo sin separarse de él, ...como la flor y el esplendor de sus energías vitales."
"Lo adquirido por la conciencia laica —si no vira hacia la barbarie— es el sentido de la igualdad natural entre los hombres y de la igualdad relativa que la justicia debe crear entre ellos, y la convicción de que, por obra de las desigualdades funcionales requeridas por la vida social, la igualdad deberá restablecerse en un nivel superior y fructificar en la posibilidad de que cada uno tenga una vida digna del hombre, disfrute de los bienes elementales, tanto materiales como espirituales..., y en la real participación de cada uno, de acuerdo a sus capacidades y a sus méritos, en la tarea común y en la herencia común de la civilización."
4. "En virtud del trabajo escondido de la inspiración evangélica, la conciencia laica ha comprendido que la autoridad de los que gobiernan —por provenir del autor de la naturaleza humana— es autoridad sólo para hombres libres, para hombres que no pertenecen a un amo, y sólo puede ser ejercida con el consentimiento de los gobernados."
"Las prescripciones de la autoridad obligan en conciencia porque la autoridad tiene su origen en Dios; pero, precisamente porque su origen está en Dios y no en el hombre, ningún hombre ni ningún grupo especial de hombres tiene, por sí, el derecho de mandar a los demás. Los jefes del pueblo reciben este derecho del principio creador y conservador de la naturaleza, por los conductos de la naturaleza misma, es decir, por el consentimiento o la voluntad del pueblo..."
"Las autoridades dirigen al pueblo en representación del pueblo y para bien común del pueblo. Es contrario a la naturaleza que los hombres... sean simples instrumentos del poder político... ya sea de un dictador, única persona humana frente a una muchedumbre de esclavos, ya sea de un poder paternalista, único adulto frente a un conjunto de niños."
"Lo adquirido por la conciencia laica —si no vira hacia la barbarie— es la convicción de que la autoridad —el derecho a ejercer poder sobre la comunidad terrena— la reciben los gobernantes por encargo y consentimiento de los gobernados..., y la convicción de que el estado normal al que deben tender las sociedades humanas es un estado en el que el pueblo actúa en la vida política como actúan las personas maduras, como personas mayores de edad."
5. "En virtud del trabajo escondido de la inspiración evangélica, la conciencia laica ha comprendido que el dominio político y... las cosas que son del César, deben ser... sometidas a Dios y a la justicia."
"Una vez que el hombre ha comprendido que lo político depende de lo moral porque su finalidad es el bien humano de la comunidad, una vez que ha comprendido que la política debe conformarse a la ley natural... se da cuenta de que pedir justicia y ley en la política es pedir una gran revolución que sustituya la política del poder de los amos —hombres, estados o naciones— por la política del bien común, de la que el pueblo debe cuidar como su principal interesado."
"Lo que ha obtenido la conciencia laica —si no vira hacia la barbarie— es la condenación de la política de dominación y de los medios inicuos y perversos en la conducta de las naciones, el sentimiento profundo de que la justicia es la nodriza del orden y la injusticia el peor desorden, y la convicción de que la causa del bien y de la libertad del pueblo y la causa de la justicia política están sustancialmente ligadas."
6. "Bajo la inspiración evangélica —a menudo mal entendida o desfigurada, pero activa— la conciencia laica despertó, no sólo a la dignidad de la persona humana, sino también a las aspiraciones... que se mueven en su profundidad. La persona humana, en sí misma raíz de independencia —aunque sumergida en limitaciones que provienen de su naturaleza material, interna y externa a ella— tiende a superar esas limitaciones y a ganar su libertad de autonomía y expansión... La aspiración natural de la persona en el campo temporal es liberarse de la miseria, de la servidumbre y de la explotación del hombre por el hombre..."
"Lo que se ha ganado para la conciencia laica —si no vira hacia la barbarie— es el sentido de la libertad y la convicción de que la marcha hacia adelante de las sociedades humanas es una marcha hacia la conquista de la libertad conforme a la vocación de nuestra naturaleza."
7. "En fin, bajo la inspiración evangélica trabajando en la historia, la conciencia laica ha comprendido que —en las desgracias y en los dolores de nuestra existencia, oprimida por las leyes de hierro de las necesidades biológicas y por el peso del orgullo, de la injusticia y de la maldad de los hombres— solamente un principio de liberación, solamente un principio de esperanza, solamente un principio de paz, puede levantar la masa de servidumbre e iniquidad y triunfar sobre ella, ...el amor fraternal".
"Y la conciencia laica ha comprendido que —en el orden temporal, social y político— no basta la amistad cívica que los antiguos filósofos reconocieron como el alma y el vínculo constitutivo de la comunidad social... Esta amistad cívica no puede prevalecer de hecho en el interior del grupo social si un amor más fuerte y más universal, el amor fraternal, no entra en ella, y si... no cruza los límites del grupo social para extenderse a todo el género humano."
"Lo que se ha ganado para la conciencia laica —si no vira hacia la barbarie— es la fe en la fraternidad humana, el sentido del deber social de compasión para el hombre en la persona de los débiles y de los que sufren; la convicción de que la obra política por excelencia es la de hacer la vida común mejor y más fraternal, trabajar para que la arquitectura de leyes, instituciones y costumbres de esta vida común, sea casa para hermanos."
Estas son, según Maritain, las esperanzas terrenas de los hombres, resultado de XXI siglos de lenta filtración cristiana. Con ellas se ha venido moldeando la conciencia de los hombres, "si no vira hacia la barbarie". La posibilidad del mal está siempre a la vuelta de la esquina. La libertad nos permite destrozar esas esperanzas y retornar a la barbarie en cualquier momento. Las esperanzas no están aseguradas.
Hombres con estas esperanzas fueron buscando instituciones que se las aseguraran, un tanto al menos, con el deseo de que algún día se convirtiesen en realidades rutinarias. Así se fueron perfilando —lentamente— las instituciones de lo que hoy entendemos por democracia.
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